11 mayo 2009

Estreptococo Beta Hemolítico

Hace ya dos meses que volví a mi ciudad natal llamada por un trabajo. Mis últimas vacaciones fueron un viaje a Barcelona. Cuando aterrizó el avión en el gris Santiago, mi garganta ya no era la misma. Llegué a casa, me tumbé en la cama y ya no pude levantarme de ella. Por culpa de esto, casi pierdo el empleo, pero mi tenacidad y un poco de suerte, ayudó a que mi jefe me hiciera finalmente el maravilloso contrato en prácticas. Empecé a trabajar, aún enferma, y tuve que tomar antibióticos para curarme la infección.
Mejoré, pero cuando terminé de tomarlos, la infección resurgió en mis amigdalas. Así que tuve que tomar antibióticos otra vez. Parecía que surtían efecto. Pero a los dos días de terminar, mis amigdalas volvieron a inflamarse por tercera vez. Acudí a un otorrino privado para buscar una segunda opinión. Pero la única opción seguían siendo los antibióticos. Ya resignada y cabreada con el sistema médico, entré en la farmacia y compré la tercera tanda de antibióticos. Todo parecía ir bien. El sol brillaba, la primavera parecía haber llegado para quedarse.....
A los dos días de terminar el tratamiento, la fiebre y la inflamación volvieron a mí, a pesar de mis cuidados exhaustivos de desinfección y protección. El médico de cabecera revisó los resultados de mi analítica y concluyó que estos preciosos bichitos, Estreptococos, estaban acomodados en mi garganta y no tenían ninguna intención de marcharse. No solo eso, sino que podía causarme problemas en el corazón y/o en los riñones a largo plazo. La única solución que me ofreció fueron unas inyecciones cada tres semanas. Yo me negué en rotundo a maltratar más mi cuerpo con medicamentos.
Me pasé el fin de semana postrada en cama, para ver si me recuperaba por mí misma y la cosa iba lenta, pero segura. Todo este tiempo en la cama, lo pasé durmiendo, pensando, sufriendo dolores en todos mis huesos, cuidándome como un bebé y como no, informándome por internet.
Dado las cosas terribles que leí acerca de la enfermedad, hoy lunes, me apresuré en volver al médico de cabecera y preguntarle que cuando empezábamos con las inyecciones. A las doce de la mañana, ya estaba con los pantalones bajados delante de una eficaz enfermera, que me pinchó Penicilina Benzetacil. Un dolor agudo recorrió toda mi pierna y, después de soltar todos los tacos que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida, salí del centro médico con la penicilina en mi cuerpo. El dolor casi se ha desvanecido y ahora sólo toca esperar a que las bacterias actúen contra el virus y se vaya para no volver. Dentro de tres semanas, volveré para darme otro pinchacito y así durante tres meses.
Una cosa es estar enferma, y otra muy diferente serlo. Con muchísimo respeto a las personas enfermas, yo no quiero ser una de ellas. Así que espero, aun en la cama, que esto se cure pronto y me pueda olvidar de estos meses de pesadilla.

4 comentarios:

  1. En serio que me asustas.....que te pasa???? Estás encamada?? Si te cansas de tu cama, lo único que puedo ofrecerte es otra con vistas a los cabritillos que tenemos como nuevos vecinos en Oza dos Ríos!
    Dime algo que me dejas preocupá!
    Noa

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  2. Encamada estoy, y aquí no hay cabritillos ni ostias. Un puro aburrimiento. Pero espero salir mañana de a´quí, y empezar a currar, si no mi jefe....

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  3. hola... te escribi a tu email, espero podamos comunicarnos, de donde eres? chile?? españa?? no entendi bien... besos y espero tu comentario a mi email.. bye bye

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  4. hola guapa, hoy he visto tu foto en facebook y sigues igual de guapa que cuando tenías 15 años,me alegro de que sigas así de guapa y espero verte algun día por ou. un beso.
    fdo.A.G.G.

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